Ya cambié mi Dios por amuletos,
ya deje de ser un capricho adolescente,
ya le tome el gustito a los sonetos,
ya derrape cuesta abajo en la pendiente.
Ya incline la balanza a favor del tiempo,
ya perdí la cabeza y encontré el sombrero,
ya dejé una huella y la borró el viento,
ya me curé de arte con un placebo.
Ya intenté ser Yo a pesar de todo,
ya jugué la última carta marcada,
ya tuve una charla con el espejo.
Ya quise hacer las cosas a mi modo,
ya mordí mil y un veces la carnada,
ya abandoné la mala fama de pendejo.
Ya cumplo 25.
En pocos días.
Y todavía no me acomplejo.
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