viernes, 18 de octubre de 2019

La Partida

Terminó Clan Rover Rock. Terminó una etapa increible de mi vida. Dejo acá la reflexión final que compartí en otras redes.



Llegó el momento de dar mi mensaje de despedida, lo dilaté estos últimos días para reflexionar, tomar aire y perspectiva.
A diferencia de algunos de mis compañeros, Clan Rover Rock fue, es y probablemente será la única banda de rock de la que participe. Tuve el honor de fundarla junto a otros compañeros que de a poco se fueron alejando de la música, algunos que siguieron arriba del barco hasta el final y el maravilloso privilegio de acompañar, convencer e invitar a participar a aquellos que se sumaron más tarde.

No hablo de reemplazo porque no creo en esa palabra, nadie reemplaza a nadie en una banda de rock como la nuestra, seguiremos siendo siempre una familia, un grupo de hermanos que cumplieron un sueño. Algunos terminamos el sueño sobre el escenario y otros lo hicieron desde abajo, apoyandonos siempre en cada lugar y cada vez que los necesitabamos.

Cuando la banda inició no teníamos la menor intención de hacer música scout, esa iniciativa nos tomó casi por sorpresa un año y moneditas después y nos conmovió tanto que no pudimos soltarlo jamás. La primera vez que tocamos Avanzan las Patrullas fue en el Moot Nacional de San Luis, cuando todavía eramos Rovers. Recuerdo mucho ese viaje y todos los periplos que pasamos, desde los inconvenientes en la logística y el transporte, la carpa adicional que llevamos para guardar los instrumentos, la desmesurada alegría que teníamos todos en el campamento, las bengalas de humo que se prendieron entre el público, la evacuación, la tormenta de arena, absolutamente todo; sin embargo lo que más fresco tengo en la memoria es la sensación de estar llenando un espacio vacío dentro del movimiento, algo que otros no llenaban. Mucho tiempo después descubrí que existían otras bandas que hacían música scout, incluso mejores que nosotros y me sentí que eramos un grupo diminuto de privilegiados que habíamos sacado la guitarra de los fogones y la habíamos puesto sobre los escenarios.

A lo largo de los 12 años que duró este sueño tuvimos la suerte de conocer gran parte de nuestro país gracias a la banda. Hicimos infinidad de grandes amigos, nos sacamos millones de fotos, recibimos toneladas de regalos y decenas de pañuelos, que guardamos como pequeños trofeos y muestras de cariño. Cada pañuelo es una historia, un viaje, un show. Cada regalo es una parte importante de la vida de un grupo, una comunidad, una zona, un distrito, una asociación que quiso compartirlo con nosotros e invitarnos a hacer lo que más nos gusta.

Seguramente me quede con lugares por nombrar, pero para tomar dimensión de las cosas puedo contarles que viajamos 3 veces a Rosario y 3 veces a Mar del Plata; no menos de 5 veces a La Plata, viajamos a Rawson (Chubut), San Juan, Concordia y Federación (Entre Rios), San Luis, El Partido de la Costa, Lobos, Necochea, Valle María etc.

Recorrimos todas las zonas de Capital, estuvimos en 3 aperturas metropolitanas, varios foros nacionales, Rover Moots, encuentros de unidades, RUTAs, encuentros de coleccionistas, cumpleaños de grupos, campamentos zonales y distritales, Jamborees, Canaces, encuentros de dirigentes, cursos de formación, eventos de diferentes distritos, encuentros de caminantes, eventos de manadas, campamentos de equipos de emergencia, ferias provinciales y municipales donde fuimos aquello que los scouts querían mostrarle a la sociedad, etc.

No se cuantos grupos de capital nos faltó conocer pero seguro que son pocos. En el conurbano estoy seguro que no nos quedó partido por visitar. Tocamos en Avellaneda, Quilmes, Berazategui, Florencio Varela, Lomas, Ezeiza, Caseros, San Isidro, Vicente Lopez, San Martín, San Miguel. Estuvimos en todos lados y solamente estoy nombrando eventos scouts.

La lista es interminable y tanto tiempo borra de mi memoria algunas cosas pero no las borra de mi corazón.

En algún momento la banda decidió que podíamos dar un salto al under porteño, grabamos un disco enteramente nuestro con solo un pequeño guiño hacia el movimiento y con ese disco en la mochila recorrimos todos los boliches, centros culturales y bares de capital y el conurbano donde nos fue posible actuar. Ahi se dieron algunas de las experiencias mas increibles que me deja la banda, esa sensación indescriptible de estar sobre un escenario y que debajo de él haya un chico con un sombrero cuatro pozos al lado de un motoquero con sombrero texano. ¿Y saben que? El motoquero quería escuchar Avanzan las Patrullas.

Creo que lo más atractivo que tuvo esta banda de la que estoy enteramente orgulloso es que cuando comenzamos y no sabíamos tocar un solo acorde eramos Rovers y sentiamos que estabamos compartiendole a nuestros pares parte de nuestros gustos y habilidades. Cuando crecimos y aprendimos a tocar un poco más (tampoco tanto) ya eramos adultos y queríamos transmitir lo maravilloso que es el arte como medio de expresión a los más chicos.

Por momentos nos sentimos iluminados, o al menos yo me senti asi y no voy a negarlo. Sentía que no podía ser real que nuestras canciones estuvieran sonando en todo el continente, que recibieramos mensajes desde cualquier parte del mundo hispanoparlante contándonos que en sus grupos se escuchaba Clan Rover. Fue mágico, como todo lo que nos pasó en estos años. Gente desde Colombia, Chile, Costa Rica, España, Mexico o Perú, que nos escribian y nos hacían sentir las estrellas de rock que no somos ni buscamos ser. Por que al fin de cuentas lo único que siempre quisimos hacer fue música y todo lo que vino después fue un regalo del cielo.

Este fin de semana en que dimos la partida en el IV Rover Moot Nacional me vinieron tantos recuerdos a la cabeza que, tal como había anticipado en alguna nota que hicimos, me hicieron emocionar hasta el punto de quebrar la voz en las últimas dos canciones.

Me acorde de tantos amigos y tantas personas que pasaron por nuestras vidas. Tantos Presidentes de la asociación, directores ejecutivos, directores de comunicaciones, jefes de grupo, directores de zona, directores de distrito. Tanta gente que nos convocó para tocar y con la que terminamos entablando una amistad.

Yo no se que significa Clan Rover dentro del mundillo scout, a veces siento que significa mucho menos de lo que es y fue y otras veces me hacen sentir que es mucho más de lo que parece. Yo se que significa para mi. Encarna el proyecto más largo del que haya participado, es algo que me acompañó durante mi etapa Rover, mi etapa de dirigente y me acompaña desde que dejé activamente el movimiento hace varios años.
Es algo que llevo en la piel y en el recuerdo y de lo que no puedo no sentirme orgulloso.

Me preguntaron infinidad de veces en estos últimos meses por que nos separamos. Se que algunos tienen respuestas un poco más elaboradas que la que yo tengo; la verdad no lo se. Nos separamos porque nos sentimos grandes para esto, nos separamos porque creo que dimos todo lo que teníamos, nos separamos porque todo proyecto necesita un final, nos separamos porque hace muchos años que ocupamos un espacio que debería ser ocupado por jóvenes y nosotros ya no lo somos, nos separamos porque cada uno tiene proyectos de toda índole a los que abocarse, nos separamos porque nos quedamos sin ideas o nos separamos porque es mejor matar el juego antes de que muera solo. Quizá sea algo de todo eso o quizá sea todo eso junto. Nos separamos pero las canciones están, quedan ahi para siempre, las versiones no mueren, las redes sociales siguen activas y nosotros seguimos siendo un grupo de hermanos.

Ahora les tocará a otros seguir la pista. A diferencia de muchos musicos, hermanos scouts, que admiramos y queremos, nosotros construimos una PYME de la industria que intentó hacer todo por los canales formales. Desde los registros de derechos de autor hasta le presencia en festivales y concursos. Fue por eso que también decidimos salir a tocar afuera de los grupos y creo que es la mejor manera de demostrarle al mundo que no somos nenes que venden galletitas.

Decidimos durante este tiempo jugarnos por todo aquello en lo que creíamos, apoyar todas las causas que nos parecían justas y despotricar contra todo aquello que no nos gustaba, a pesar de que eramos plenamente conscientes de que muchas personas dentro del movimiento scout están aún paradas en las antípodas de aquello que los jóvenes necesitan. Esto nos trajo muchisimos disgustos y peleas con gente que se indignó porque no eramos lo que ellos pretendían. ¿Saben que? Somos y fuimos lo que queremos ser, con nuestras convicciones, debilidades, fortalezas y contradicciones; y ahi creo, radica otro secreto del por que la banda pudo mantenerse activa todo este tiempo; entre otras cosas, porque cuando hubo que elegir siempre estuvimos del lado de los jóvenes.

Si el movimiento se estanca y en lugar de escuchar a los jovenes que lo componen pretende decirles que hacer o que pensar esta condenado al fracaso. Hay que mantenerlo girando, evolucionando. Cantar hoy una canción scout como si fuera una marcha militar es un retroceso atroz y dentro de unos años cantarla en versión rock quizá también lo sea. Siempre pense que el futuro de la música scout venía del lado de la música actual, moderna y bailable. Las expresiones artísticas de los jóvenes que estuvieron en el concurso de talentos del último Moot me dieron la razón.

Por todo esto es que siento que Clan Rover no muere ni va a morir y que no es más que un hasta luego, porque aunque dejemos de ensayar, dejemos de componer o dejemos de tocar en cuanto evento nos llamen, el sentimiento que tenemos por esta banda no termina, y si alguna vez la situacion lo amerita, las condiciones se dan y no hay quien se suba al escenario para hacerlos cantar y bailar, nos verán volver, más canosos, más sabios, más adultos.. pero seguramente fortalecidos.

A lo lejos, adelante.

Pablo Lorenzo
16/10/2019

viernes, 11 de octubre de 2019

Orgullosamente

Clan Rover Rock se termina este fin de semana. La banda de rock que tengo desde hace 13 años, la que me hizo muy feliz y también me trajo infinidad de conflictos. El proyecto más largo que tuve y quizá que tendré. De los viajes, las fotos, los pañuelos, los recitales, los amigos, las bandas. De todo me llevo un pedazo. La única manera que tengo de recordar por qué decidimos armar esta banda es con una de las letras que más me gustan y que no es más que una foto del momento en que comenzamos a tocar. Volveremos, quien sabe. Si lo hacemos será orgullosamente vivos.

En mi ghetto intolerante de animales adornados
mil denarios por sus voces y alfombran sus dedos magos

Con aquella rabia espesa, imposible es de ocultar
que arrastran con su estirpe y en latin no han de insultar

Y cambian a Dios por amuletos
y cilantro por galletas
abrazados a esa especie
de imantados proxenetas

Orgullosamente vivos

Catedráticos del Soho, de ultramundos perfumados
aconsejan a su suerte con la imagen del pasado

Corretean impalpables coronando picardias,
ilusiones inflamables sin satélites espías

Y cambian a Dios por amuletos
y cilantro por galletas
abrazados a esa especie
de imantados proxenetas

Orgullosamente vivos.



A lo lejos, adelante.
Zorro 11/10/19