jueves, 15 de junio de 2017

Mafalda y Susanita

Susanita y Mafalda coquetean la una con ser la otra de vez en cuando. Muy de vez en cuando. Sobre todo cuando Mafalda se siente sola y piensa en que su filtro para elegir chicos es demasiado estrecho y pocos logran atravezarlo. "A ver.."- piensa - " Para que un hombre me guste tiene que haber leído a Cortazar, tiene que entender que Amelie es mejor película que cualquiera de la saga de Rápido y Furioso y le tiene que parecer interesante una salida al Konex para ver La Bomba de Tiempo. No le tiene que importar que yo esté un poco gordita, así como a mí no me importa si usa lentes o no combina los colores. Le tiene que gustar el helado y si me nombra más de una vez a su madre en una charla ya lo descarto ".

Susanita en cambio, fantasea con ser Mafalda cuando acompaña a su novio a pescar. Entre el tercer y el cuarto termo de mate reflexiona un poco más profundo de lo normal y siente que quizá Él no sea el amor de su vida. Que no es tan buena idea haber dejado de salir con sus amigas para quedarse todos los domingos en la casa de su suegra a comer ravioles y mirar la carrera de Fórmula 1 por televisión. Sabe - aunque no lo diga- que su novio no es un pibe culto ni instruido y que una vida junto a el podría tornarse aburrida y rutinaria. Un rincón de su ser admira como Mafalda se vive rodeando de actividades interesantes; quiere entrar en su movida hippie pero eso de andar descalza conspira contra sus ideas pequeño burguesas. A pesar de esto, no quiere ni puede imaginar un futuro lejos de su novio, porque "Una ya eligió y lo quiere como es. Con los años se le va a pasar. Me puedo acostumbrar a estas cosas. ¿Para que andar explorando otros hombres si ya encontré uno con el que encajo bien?" y otra serie de pensamientos que devuelven sus ideas juveniles a la mentalidad de mina de 50 que adoptó a los 23.

Susanita se rodea de Susanitas, Mafalda se rodea de Mafaldas. Es ley de vida. Son amigas, es cierto, pero por situaciones fortuitas. Se junta a tomar algo y se enorgullecen de aquellas cosas que detestan la una de la otra. Se desean lo mejor, se saben distintas, caretean hasta el infinito determinadas situaciones. A Mafalda ni se le ocurre salir a cenar con un chico como el novio de Susanita y a Susanita ni se le ocurre salir con un chico y sus amigos a un recital de reaggae.

Susanita no se sabe Susanita, Mafalda por el contrario está orgullosa de su condición. Susanita es medio conservadora, Mafalda también, pero lo maquilla con comentarios progres de tanto en tanto.
Susanita quiere irse de vacaciones a Miami con su novio, a tomar sol. Mafalda en cambio prefiere el Machu Picchu con un grupo de mochileros. A Susanita la conocemos, a Mafalda también, pero ninguna de las dos va a entender a que nos referimos cuando escribimos estos posteos.

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