viernes, 30 de enero de 2015

Inspiración y exhalación

No se porque me siento delante del teclado en este momento, quizá por el tiempo transcurrido desde mi último texto, quizá para probar si sentándome delante del monitor alguna musa inspiradora me arrebata alguna idea o vaya uno a saber por qué.
La cuestión es que me siento y punto.
Se me ocurre comenzar a hablar de algún tema relacionado a la inspiración, aunque quizá sea demasiado estúpido querer explicar algo que no me esta sucediendo en este momento.


El párrafo anterior es el comienzo de unos 7 posteos que intente hacer en el ultimo tiempo - tomemos por último tiempo, los últimos 8 meses- . Textos que no sabía bien adonde me conducirían pero que quizá traían una raíz temática anclada en la inspiración, o más bien, la falta de la misma. No se si será acertado - eso lo juzgarán ustedes- dejarlo como introducción del presente texto que intento construir.
La inspiración sigue sin aparecer. Ya ni siquiera recuerdo que es lo que me pasaba o lo que sentía cuando volcaba en el teclado las cosas que fui publicando desde el comienzo de este espacio.
Era algo extraño, como una chispa. Un pequeño rapto de lucidez. De repente no había nada y en un instante:  PAF! Una idea.


Con ese siguiente párrafo inicié otros 3 posteos que nunca fueron publicados, donde intenté analizar porqué el primer párrafo me condujo a intentar unas cuantas veces escribir algo que nunca terminó siendo plasmado. Como verán el segundo párrafo tampoco me condujo a nada, ni siquiera a un texto analítico de un primer párrafo escueto, vacío, insípido e inconcluso.
Y quizá este tercer párrafo, donde socarronamente intento analizar el análisis ya realizado en una segunda instancia sobre el primer texto inconcluso, tampoco me conduzca a nada, y tenga la necesidad de iniciar un cuarto párrafo analítico que intente describir el porque de esta cadena absurda al estilo cadáver exquisito que nunca, jamás, me lleva a buen puerto.

No soy escritor. No es esa mi profesión y creo que ni siquiera es algo a lo que pueda llamar un  hobbie. Más allá de la arista lúdica que tienen las actividades a las que declaramos hobbie o pasatiempo, traen tras de si un cierto perfume de profesionalismo. Nadie es completamente amateur - si se me permite una utilización poco ortodoxa del término - en algo que realiza asiduamente, aunque esa actividad no forme parte del corriente de sus días.
Quiero decir - con miedo de ser redundante en mis conceptos - que los pasatiempos nos otorgan de determinada manera y a veces en cuenta gotas el oficio para realizar esa actividad de una manera más sería, responsable y habitual. Nadie que juegue al fútbol de manera amateur desconoce en alguna pequeña escala el oficio de un deportista profesional, los yeites y mañas, las técnicas o perfeccionamientos. Tampoco nos pasa a los que interpretamos música. Un músico pasatiempista no alcanzará quizá el desarrollo creativo, intelectual y técnico de aquellos que han estudiado y perfeccionado tanto el lenguaje musical como su interpretación en algún instrumento, sin embargo, logra generar una gimnasia determinada para que con el correr de los días, los meses, los años y los ensayos, esa actividad crezca en su volumen conceptual asi como en la factibilidad de ser considerada correcta o profesional. Un vector fundamental de una vida.

Y digo - volviendo varias líneas atrás - que no puedo considerar a la escritura como un pasatiempo porque no me siento capacitado en ninguna escala para componer algo interesante - siempre siguiendo la huella conceptual de tomarla como una activdad lúdica- que no escape a estos breves y vacíos ensayos - te pido mil disculpas JLB - que tienen más de humor, análisis y auto-flagelo que de investigación, desarrollo y exposición de ideas.

Tengo ramas de esta disciplina que creo dominar con algo más de oficio que otras. Se me ocurre por caso los sonetos barrocos, que tanto placer me da escribir por su sencillez y redondez de rima. Casi como una pieza de museo que muchos miran y pocos disfrutan.
Podría también mencionar el género poema, o canción, y le faltaría el respeto sin ningún tipo de escrúpulo no solo a los que escriben y construyen verdaderas obras de arte si no también a los interpretes aficionados tan duchos en la tarea que cualquiera los confundiría con un escritor laureado.

Cientos de ideas de novelas, novelitas, cuentos cortos y largos que jamás prosperaron. Una historia en un neuro psiquiátrico, un grupo de pibes y un viaje al norte, una isla del pacífico incomunicada, un pueblo de Alemania que no sabe que terminó la segunda guerra, una familia conflictuada por su composición mixta y otra clase de estupideces. Nada. Ni un capítulo iniciado, ni un bosquejo que endulce la esperanza. ¿Como se escribe una novela?. Me genera desolación el solo pensarlo.

Conozco personas que prestan sus dedos a este tipo de espacios y han desarrollado un poder conceptual y una pluma tan prodigiosa que me anima a arriesgar que podrían trasnformar este pasatiempo en una actividad de tiempo completo. Amigos, conocidos, que atienden un kiosco o son secretarias de una psicóloga y que transforman un monitor repleto de caracteres en un carrusel de sensaciones, colores, perfumes y sonidos. Les tengo una profunda admiración, creo habérselos dicho, y estoy convencido de que siguiendo la ruta que llevan, el fin de su camino los tendrá más cerca de las editoriales que de la parada del 133.

Pienso. Tomo un sorbo de café. Cae la ficha.

No es casualidad. Por ahí viene quizá la punta de esta cuestión. Ellos se formaron en esta materia, ya sea de manera académica, de manera auto didáctica o asistiendo a un curso breve de literatura. El esfuerzo trae ese tipo de recompensas, y yo aunque quisiera, no tengo la intensión de formarme en la materia. Aunque para ser franco, si tengo la intensión de estar formado.
Alguna vez Alejandro Dolina dijo que la gente no quiere leer, sino haber leído. Es un vídeo que comparti hace poco en el muro de mi Facebook. Me pareció sumamente acertado e interesante.
Muchas veces nos evitamos el trago amargo del esfuerzo, quizá porque interponemos otras cosas, o quizá - y me inclino más hacia esta última - porque no encontramos el disfrute en el camino si no tan solo en alcanzar la meta.

La parte activa de la escritura se la dejaré a otros, apareceré por este espacio muy de vez en cuando - como lo hacen los zorros que sigilosamente merodean el gallinero - y seguiré disfrutando de la veta pasiva de la escritura. Me resulta mejor, me encuentro más ahí dentro y tengo una linda actividad para realizar antes de apagar el velador.

Por los impacientes que preguntaron mil y una veces que es lo que había pasado con este blog misógino y canalla, tienen ahi la respuesta. 7 inicios de post, 3 inicios adicionales, ninguna inspiración y este ensayito cómplice con aire de apócrifo.