domingo, 26 de agosto de 2012

El talento de encontrar un método

En todas las disciplinas que conozco - ya sean las artísticas, las científicas, las empresariales, las deportivas, etc- existen dos tipos de personas que triunfan.

El primer grupo son - y no descubro nada con esto- aquellos que tienen talento para eso, los que parecen haber nacido con el molde correcto y la cantidad apropiada de destreza para realizar tal o cual actividad. Son tipos fantásticos, se destacan por sobre el resto por su invariable genialidad, su inigualable don de arte y principalmente por sus excelentes resultados. Podría encasillar dentro - quizá para hacer mas entendible la segunda parte de mi análisis- a aquellos deportistas superdotados poco afines al gimnasio y las dietas. David Nalbandian, Carlos Tevez, Jose Luis Clerc, Ariel Ortega, etc.

Tipos poco adeptos al sacrificio y la perfección que adjudican su capacidad extralimitada al toque mágico que la vida les dio. Por lo general son los más brillantes en su disciplina, le dan el brillo a su especialidad y hacen de cualquier instante un momento recordable, épico y sobrenatural. Me gusta llamarlos los "talentistas" - si se me permite el término- aunque a los fines de su diferenciación es preferible llamarlos "poseedores de don innato". Son tipos que admiramos, a pesar de no saber por qué lo hacemos.
¿Por qué admirar a alguien que recibió un toque mágico para determinada cosa sin esfuerzo alguno?, después de todo no estaríamos demasiado errados si dijéramos que tuvieron una suerte que otros no, o que en algún punto temprano de su ruta de vida, un bache, un semáforo o una curva violenta los hizo desviarse hacia un sendero más corto y provechoso.

Si de admirar se trata -evitando la redundancia hacia donde iba el punto anterior - podríamos hablar del otro grupo, los que quisiera llamar "metodistas" pero prefiero decirles "poseedores de don buscado". Estamos hablando ni más ni menos, de tipos normales - como vos, como yo o como aquel otro- que en base a esfuerzo, sudor, sangre y saliva, lograron desempeñarse con éxito en su disciplina. Como ejemplo se me viene a la mente el boxeador Sergio "Maravilla" Martinez, autor de la celebre frase "El gimnasio es el único amigo que no te abandona" o de otros deportistas de la talla de Guillermo Vilas, de quien en su temprana adolescencia se había dicho que no poseía ningún talento para jugar al tenis.
Es realmente para destacar, como la constancia y confianza ciega en la aplicación de un método - riguroso y estricto- llevó a este grupete de personas a convertirse en iconos de su actividad. Trabajo de hormiga que le dicen algunos, yo prefiero decir que construyen su talento en lugar de heredarlo, que fueron capaces de elaborar un método. EL método que les da resultados visibles y magníficos. Método que reproducen hasta el cansancio por su comprobada efectividad y sus tangibles resultados.

A veces busco encasillarme en alguno de estos grupos - ego al margen- y fracaso al no encontrar ni la disciplina en la que me destaco ni una razón en el análisis de las cosas que considero hacer bien y me consuelo abordando al razonamiento donde -descartado yo mismo del foco de la discusión- busco identificar a todos los notables de cada una de las disciplinas en uno de estos dos bandos.

Con algunos resulta más sencillo: Riquelme es talentista, Palermo es metodista, Fito Paez es talentista, Andres Calamaro metodista, El Indio Solari es metodista, Marta Minujin talentista, Pablo Picasso metodista y un sinfin de etceteras. Esta celosa enumeración desemboca siempre en el mismo dilema
¿Existiran talentistas metodistas? o ¿sera acaso que los metodistas son talentistas del metodo? o ¿sera quiza que hay talentistas que metodológicamente se reinventan?.

Talentosos o metodológicos, aquellos que se destacan tienen algún secreto que desconocemos y quizá nunca tengamos el talento o el método necesario para identificar, reproducir y copiar. Solo nos queda admirarlos, observarlos, analizarlos y pensar en lo grandioso de su desempeño. Pensar que hacen algo que nunca lograremos, o si lograremos pero aún no encontramos la manera de hacerlo. En cuanto a aquellos que triunfan y que no entendemos por qué, o para peor, pensamos que sin triunfar somos mejores que ellos, es un razonamiento que dejo para un próximo post.

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